martes, abril 23, 2024

¿Sabías qué?: El condón encontrado en la tumba de Tutankamón

El 16 de febrero de 1923, el arqueólogo Howard Carter fue parte de uno de los hechos más importantes en la historia: penetró en la tumba de Tutankamón, uno de los faraones más emblemáticos de Egipto.
En la tumba, Carter encontró objetos fascinantes fabricados con oro, plata, ébano, marfil, además de joyas preciosas, muebles y perfumes raros. Pero dentro de todo ello destacaba un pequeño trozo de tela. Cuando se examinó se dieron cuenta de que se trataba de una especie de condón.
El preservativo de Tutankamón consistía en una funda de lino fino, empapada en aceite de oliva, y unida a un cordel que se habría atado a su cintura. Fechado en el año 1350 a.C., es el preservativo más antiguo que se conoce.
Se cree que este tipo de condones no se usaban para prevenir embarazos sino para evitar enfermedades como la bilharziasis o esquistosomiasis, la cual era muy común en el norte de África. Esta enfermedad era provocada por un parásito que penetra en la piel al entrar en contacto con ella.
Los huevecillos de este patógeno son expulsados a través de la orina de la persona infectada, motivo por el que es muy común que queden algunos de ellos en la vagina o el pene, proliferando la infección al entrar en contacto con piel.
Carter encontró habitaciones enteras llenas de tesoros. Entre ellos había estatuas, joyas de oro, la momia de Tutankamón (por supuesto), carros, maquetas de barcos, tarros canopos, sillas y pinturas.
En la tumba también se encontraron los restos de dos fetos, y las pruebas genéticas revelaron que el faraón era el padre.
Fue un descubrimiento asombroso y uno de los más importantes realizados en la historia de la arqueología. En total, había más de 5.000 objetos en la tumba, por lo que Carter y su equipo tardaron diez años en catalogar todo.
A pesar de los rumores de que una maldición caería sobre cualquiera que perturbara la tumba, sus tesoros fueron cuidadosamente catalogados, retirados e incluidos en una famosa exposición itinerante llamada “Tesoros de Tutankamón”. La sede permanente de la exposición es el Museo Egipcio de El Cairo.
Es posible que los egipcios fueran una de las primeras civilizaciones en utilizar preservativos, pero no fueron los únicos. En la antigua Roma, los preservativos se fabricaban con lino e intestino o vejiga de animal.
Los antiguos chinos fabricaban fundas con papel de seda empapado en aceite. En Japón, usaron caparazón de tortuga o cuerno de animal para cubrir sólo el glande.
La tribu de los djukas de Nueva Guinea tenía un preservativo femenino fabricado con una planta especial. Por su parte, los musulmanes y judíos en la Edad Media cubrían el pene con alquitrán o lo empapaban en jugo de cebolla.
Cuando en el siglo XV se produjo el primer brote bien documentado de sífilis entre las tropas francesas, la necesidad de protegerse contra la enfermedad se hizo esencial. Por ello se adoptaron ampliamente las fundas de lino empapadas en una solución química.
Además del lino, algunos preservativos del Renacimiento se fabricaban con intestinos o vejiga de animales. El preservativo se revolucionó a principios del siglo XIX con la introducción del caucho. En 1850, varias empresas de caucho empezaron a producir preservativos en masa, y el resto es historia.
FUENTE: MUY INTERESANTE

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